III. Confrontación de la teoría de Murray con la filosofía de la religión del Materialismo filosófico
Con todo lo dicho en el punto I cabría preguntarse en qué sentido pueden confrontarse dos libros que, aunque ambos hablan de la religión, son tan diferentes en la manera de abordarla (Murray, desde las Ciencias de la Religión, y Bueno, desde la Filosofía) y, por lo tanto, con enormes diferencias en los resultados del análisis. El Filosófico será quien pueda enfrentarse a la materia en toda su plenitud mientras que al científico se le queda muy grande.
Pese a esto, creemos que la confrontación no está de más. Esto es debido a que en una lectura ingenua y superficial del libro de Murray podría sacarse la conclusión de que lo que dice acerca de los animales puede ser una prefiguración de la Filosofía de la Religión angular de Bueno. Visión ingenua e inaceptable, decimos, porque sería propia de alguien que es incapaz de diferenciar entre la Filosofía y la Ciencia, y que es incapaz de delimitar qué ha de ser objeto de ciencia y qué ha de ser objeto de filosofía.
En esta confrontación nos ceñiremos a la parte en que los dos libros parecen coincidir: el constatar el hecho de la zoolatría como uno de los estadios más primitivos en la evolución de la religión, griega en el caso de Murray y de todas, en el caso de Bueno.
Como veremos, la verdadera genialidad del análisis debe verse en la interpretación de esta constatación, ya que ésta, por si sola, poco mérito tiene. Es cierto que Murray señala que en los orígenes de la religión griega se encuentran animales, lo cual es fácilmente notable para cualquier estudioso del material religioso.El problema, como hemos dicho, vendría a la hora de interpretar a esos animales divinos. En este momento es cuando Murray vuelve a darnos una explicación sociológica, más bien desafortunada:
«Ahora bien: ¿cuál es el origen de esta concepción del animal sagrado? Fue descubierta y explicada por primera vez, con penetración casi profética, por el Doctor Robertson Smith. El origen es lo que él llama fiesta sacramental [¿no sería más bien al revés?]: se come la carne y se bebe la sangre para –aquí disiento del lenguaje de Robertson Smith– meterse dentro de su mana, su potencia vital [...] El único error serio que los estudiosos han encontrado más tarde en la afirmación de Robertson Smith es que habló demasiado categóricamente del sacrificio como si proporcionara una comunión con el dios de la tribu. No había dios alguno en él: sólo la materia prima de que los dioses están hechos. Se devoraba al animal santo para obtener su mana, su ligereza, su fuerza, su gran resistencia, precisamente como los salvajes actuales comerán el cerebro del enemigo, su corazón, sus manos, para adquirir alguna cualidad determinada, que resida en ellos.»{25}
Para empezar, habría que decir que estas ceremonias de sacrificio habría que encuadrarlas ya en una fase secundaria, marcada por la domesticación de los animales y por la atribución de características religiosas a éstos, no meramente etológicas: mana... En el Materialismo filosófico, el numen que constituye el núcleo de la religión no es por necesidad divino.
Bueno distingue, dentro de una clasificación más amplia, y dentro del orden específico de los númenes análogos, dos clases:
La clase de los númenes humanos (héroes, genios, chamanes, profetas, locos, espectros, santos, manes y ánimas de difuntos, &c.).
La clase de los númenes zoomorfos (animales totémicos, animales sagrados, el capiragua de los lele de Kasai, &c.).
Esta clasificación, que aquí no ofrecemos completa por razones de brevedad y concisión, no es una mera clasificación fenomenológica. En ella hay ya implícita una criba, una crítica, una discriminación de qué fenómenos pueden funcionar como figuras numinosas. La verdad de la religión será equivalente a la verdad de los númenes.
La filosofía materialista de la religión se mueve en el ámbito de las filosofías angulares de la religión (zoomórficas). Citaremos aquí un párrafo muy significativo del profesor Bueno que adquiere especial importancia en el contexto de este punto II:
«Al afirmar que la filosofía «angular» de la religión no ha sido desarrollada por ninguna filosofía clásica, estamos también negando que hayan de interpretarse como filosofías las numerosas referencias que, obligadamente, han tenido que hacerse a los animales por los antropólogos, teólogos, historiadores o científicos de la religión en general.[...] O bien la referencia a los animales (cuando no se hace de un modo puramente ocasional, sin desarrollo adecuado mínimo) se establece desde una perspectiva metafísica, («la realidad divina, transcendente o inmanente a la Naturaleza, se manifiesta inter alia en los animales, que podrán ser considerados como teofanías, emblemas, o incluso partículas de la divinidad»), o bien esta referencia se establece específicamente, pero en los términos en los cuales pueda hacerlo una ciencia empírica descriptiva (categorial), a saber, con la única pretensión de mantenerse en un plano fáctico o fenomenológico (la constatación de la «Zoolatría»), al estilo de la llamada «Escuela mitológica de la Naturaleza» (F. Creuzer, O. Müller, &c.).»{26}
La teoría de Murray es un magnífico y didáctico ejemplo del último grupo al que hace referencia Bueno, el de las teorías categoriales. Ahora bien, el libro de Murray, en tanto que se dedica a hacer una mezcla de varios puntos de vista categoriales, no llega a adquirir fuerza en ninguno de ellos y, por tanto, queda como un libro muy pobre en el ámbito de los estudios categoriales sobre la religión (juzgamos, por ejemplo, mucho más interesante el análisis estrictamente sociológico de corte funcionalista que nos ofrece Durkheim en su magnífico libro Las Formas Elementales de la Vida Religiosa).
Tampoco podemos olvidarnos de que Murray pertenecía a la Escuela Positivista de Robertson Smith, al que tanto cita, y que era un sacerdote presbiteriano; de Lubbock y de Reinach. Escuela que presa de su situación terciaria tiende a ver los primeros estadios de la religión como una manifestación de la ignorancia de los estadios primitivos de la humanidad (se atribuye a la religión todo lo que la ciencia no puede explicar), lo cual está opuesto frontalmente a la posición de Bueno que pone la verdad de la Religión en la primera fase de ésta.
Notas
{1} Para la concepción de la ciencia desde el Materialismo filosófico ver, entre otros, ¿Qué es la ciencia? y Teoría del Cierre categorial, tomo I, ambos de Gustavo Bueno.
{2} ¿Qué es la filosofía?, de Gustavo Bueno.
{3} Gustavo Bueno, El animal divino, Pentalfa, Oviedo 1996, 2ª ed. Parte I, Capítulo 2, pág. 37.
{4} Gustavo Bueno, El animal divino, Parte I, capítulo 3, pág. 60.
{5} Gustavo Bueno, El animal divino, Parte I, capítulo 3, pág. 61.
{6} Gustavo Bueno, El animal divino, Parte I, capítulo 3, pág. 63.
{7} Gustavo Bueno, El animal divino, Parte I, capítulo 3, pag 63 y ss.
{8} Gustavo Bueno, El animal divino, Parte I, capítulo 3, pág. 82.
{9} Gustavo Bueno, El animal divino, ambos textos pertenecen a la parte I, capítulo 3, pág. 83.
{10} Gustavo Bueno, El animal divino, Parte I, capítulo 4, pág. 90.
{11} Gustavo Bueno, El animal divino, Parte I, capítulo 4, pág. 92.
{12} Gustavo Bueno, El animal divino, Parte I, capítulo 5, los dos textos pertenecen respectivamente a las páginas 111 y 108.
{13} Gustavo Bueno, El animal divino, Parte I, capítulo 1.
{14} Gustavo Bueno, El animal divino, Parte II, capítulo 6, pág. 297.
{15} Gilbert Murray, La religión griega, Ensayo II. Origen de los olímpicos. pág. 59.
{16} Gilbert Murray, La religión griega, Ensayo II. Valor religioso de los olímpicos. pág. 73.
{17} Gilbert Murray, La religión griega, Ensayo II. Valor religioso de los olímpicos. pág. 75.
{18} Gilbert Murray, La religión griega, Ensayo I. Saturnia Regna. pags. 18, 19 y 20.
{19} Emile Durkheim, Las formas elementales de la vida religiosa, Capítulo I del Libro I.
{20} Gilbert Murray, La religión griega, Ensayo I. Saturnia Regna. pág. 21.
{21} Gilbert Murray, La religión griega, Ensayo I. Saturnia Regna. pág. 42.
{22} La religión griega de Gilbert Murray. Ensayo I. Saturnia Regna. pág. 49.
{23} Las formas elementales de la vida religiosa de Emile Durkheim. Capítulo I del Libro I.
{24} Gilbert Murray, La religión griega, Ensayo I. Saturnia Regna. pág. 21.
{25} Gilbert Murray, La religión griega, Ensayo I. Saturnia Regna. pags. 34 y 35.
{26} Gustavo Bueno, El animal divino, capítulo 3, parte II, pág. 179.
Hum, estas entradas sobre Murray son muy interesantes.
ResponderEliminarF
Hola Violeta, muchas gracias por tu blog, me interesa sobremanera y me sorprende la generosidad de compartir el rigor del estudio. No estoy de acuerdo con tu visión sobre la filosofía de la religión, tal vez porque tampoco lo estoy con la de G. Bueno. De hecho, si intentaras aplicar toda esa diferenciación entre lo angular, categorial y general a la relación entre la filosofía y la literatura sobre la que versa tu interesantísimo blog, no sé si podrías hacer las mismas afirmaciones respecto al "regresus". En fin, seguiremos hablando y yo aprendiendo de ti. un saludo.
ResponderEliminarHola Javier,
ResponderEliminaren primer lugar, muchas gracias por lo que dices y por tu comentario.
Sólo querría hacer una puntualización, porque creo que es importante no mezclar las distintas cuestiones. Es obvio que a mí sí me resulta muy interesante y satisfactoria la filosofía de la religión de Gustavo Bueno, pero eso nada tiene que ver con la cuestión del regressus. La metodología del regressus y el progressus señalada por Bueno como esencial al método filosófico es algo que podemos encontrar en numerosos autores, desde Platón a Derrida, aunque le asignen distintos nombres. Siempre que tratamos con Ideas empleamos este tratamiento, ya sea en filosofía de la literatura, de la religión, etc. No se trata más que de la metodología que nos permite investigar críticamente acerca de cada una de las ideas que tratamos.
En cuanto a las relaciones entre filosofía y literatura enfocadas desde la teoría que discrimina entre lo angular, lo radial y lo circular, el espacio antropológico, yo lo empleé ciertamente para tratar de la secularización de la tragedia en Eurípides hace ya bastantes años, y como primer acercamiento al tema resultó bastante útil.
También es cierto que considero, y así lo he ejercido, que muchos aspectos de la Teoría del Cierre Categorial pueden ser útiles para poner orden en el terreno del análisis literario (terriblemente caótico), pero antes que nada yo considero la literatura como un género que en muchas ocasiones trata con Ideas de naturaleza filosófica y que nos ofrece de ellas una visión mundana y encarnada (en los distintos personajes y tramas) que hace que estas ideas cobren cuerpo volviéndose más intuitivas y accesibles.
A mí Gustavo Bueno me resulta un autor muy útil y valioso metodológicamente: su teoría de la esencia, su reivindicación de un método filosófico clásico y riguroso... Cuando todas esas herramientas se ponen a funcionar podemos encontrar una forma segura de investigar acerca de Ideas tan complejas como la Libertad, el Destino (Ideas que yo investigué y elaboré críticamente en mi tesis doctoral). Creo que filosóficamente ha hecho un esfuerzo sistematizador sin precedentes, y en concreto en su filosofía de la religión creo que su metodología le lleva a resultados brillantes. Pero lo que deseo decirte es que usando tales metodologías se puede llegar a muy distintos resultados aún tratando de la misma idea. Por ejemplo cuando Foucault trata sobre el Estado, no está haciendo más que un análisis regresivo que le lleva a fijar el núcleo esencial del mismo en la Idea del poder. Bueno, usando el mismo método del análisis regresivo llega a conclusiones distintas. También Platón lo empleó sacando sus propias conclusiones. Quiero decir que en filosofía, como en todas las disciplinas críticas, hay metodología, y ésta lleva a cada autor a distintas conclusiones. Es por esto que entiendo que alguien no juzgue acertadas las conclusiones de Bueno acerca de la religión, su origen y evolución, pero esto no invalidaría en ningún caso la metodología empleada para llegar a tales conclusiones. El mismo Bueno, al establecer la distinción entre filosofía verdadera y verdadera filosofía está de algún modo estableciendo que si bien las conclusiones pueden ser muchas y variadas según el autor (de ahí los distintos enfoques de los distintos filósofos), la metodología que todos ellos emplean suele ser básicamente la misma, ya que en todos elllos reconocemos el uso del método filosófico.
Muchísimas gracias otra vez. Un placer hablar contigo.
Violeta