I. Las tragedias griegas desde la Poética de Aristóteles
Nadie puede negar que la tragedia, en la antigüedad, constituía uno de los mas fértiles canales de comunicación. La gente acudía al teatro y escuchaba lo que le decían los dramaturgos a través de sus personajes. Era, pues, éste, un magnífico marco para la divulgación, pero, ¿divulgación de qué? En este artículo nos proponemos mostrar que lo que se divulgaba era filosofía, filosofía griega. Aristóteles nos proporciona en la Poética una visión filosófica del mundo de la tragedia griega entre otros géneros. Para él la tragedia y la epopeya coinciden en que ambas tienen por objeto la imitación de personas nobles.
«Efectivamente la tragedia es mimesis de una acción noble y eminente, que tiene cierta extensión, en lenguaje sazonado con cada una de las especies de especias separadamente en sus diferentes partes cuyos personajes actúan y no solo se nos cuenta, y que por medio de piedad y temor realizan la purificación de tales pasiones» (pág. P VI, 1449 b, 27-32, las ediciones de las que tomo las citas, tanto ésta como las que siguen, se encuentran indicadas en la bibliografía.)
La tragedia implica, para Aristóteles, en cuanto a los caracteres, pensamiento. Pero la tragedia es fundamentalmente acción, y su fin también consiste en esto. Los caracteres les son impuestos a causa de sus acciones. Aquí se observa una importante rasgos de los personajes de la tragedia: los personajes no son felices o desdichados en virtud de sus caracteres, interpretación psicologista de los personajes, sino que sus caracteres, su psicología y, por tanto su modo de actuar, su felicidad o su desdicha, dependen de las acciones que realizan, del entramado objetivo de hechos externos en el que se mueven, en el que operan. La tragedia imita acciones de las que el espectador deducirá cursos operatorios, siendo este uno de los valores de la tragedia, y de las cuales acciones se deducirán los caracteres segregándose así el psicologismo. El pensamiento, por otra parte, consiste en
«poder decir lo que hay en la acción y lo que corresponde, lo que en los discursos es obra de la política y de la retórica; en efecto, es así que los antiguos poetas hacían que los que hablaban lo hicieran de una forma política y los contemporáneos de una forma retórica» (VI 1450 b, 6-11, pág. 57).
De aquí se desprende que el pensamiento consiste en analizar y explicar las acciones y lo que está implicado en ellas. Pensamiento es también todo lo que se comunica por medio del lenguaje, dónde no hay comunicación no hay pensamiento. Para Aristóteles la poesía es mas filosófica que la historia, puesto que «la poesía dice mas bien las cosas generales y la historia las particulares» (IX 1451 b, 6-7, pág. 60). La historia contaría lo sucedido, la poesía cantaría lo que es posible según verosimilitud o necesidad.
En la poesía los caracteres son secundarios, solo son meros eslabones de la cadena causal regida por la necesidad. También el temor y la compasión se derivan, en las buenas tragedias, del encadenamiento de los hechos, y aumentan a medida que disminuye el azar. Es esencial a la tragedia el patetismo: «el acontecimiento patético es una acción que hace morir o sufrir, como las muertes en escena, los dolores vivísimos, las heridas y demás cosas de este tipo» (XI 1452 b, 14-16, pág. 63). Lo patético sirve para enlazar las dos partes de la acción:
1. La peripecia: paso de una situación a la contraria por parte de los héroes trágicos y de acuerdo con la necesidad.
2. El reconocimiento: cuando los protagonistas descubren algo que ignoraban, derivándose de ello amistad u odio en aquellos que están destinados a la felicidad o a la desdicha.
La tragedia se ocupará esencialmente de las personas que no merecen ser desdichadas pero lo son o lo acaban siendo. Esto, a su vez provoca temor ya que introduce en el público el sentimiento de identificación, a ellos también les podría pasar.
Los caracteres de los personajes deben poseer cuatro características fundamentales: bondad, adecuación, verosimilitud y uniformidad. Vemos pues el mecanicismo y determinismo que acompaña a todos los personajes (Eurípides empezará a romper con este tipo de caracterizaciones). Con el fino análisis aristotélico ya tenemos una muy sólida base para hablar de la importancia filosófica de la tragedia en el ámbito sociocultural griego. Las tragedias atenta y asiduamente eran escuchadas por el público griego, transmitían filosofía, ahora bien, ¿cuál?
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